"...No es que el sentido carezca de        profundidad o de altura; son más bien la altura y la profundidad las que        carecen de superficie, las que carecen de sentido, o que lo tienen sólo        gracias a un «efecto» que supone el sentido. Ya no nos preguntamos si el        «sentido originario» de la religión está en un Dios al que los hombres han        traicionado o en un hombre que se ha alienado en la imagen de Dios; por        ejemplo, no buscamos en Nietzsche al profeta de la subversión ni de la        superación. Si hay un autor para quien la muerte de Dios, la caída desde        lo alto del ideal ascético no tiene ninguna importancia en tanto que queda        compensada por las falsas profundidades de lo humano, mala conciencia y        resentimiento, ése es sin duda Nietzsche: él lleva a cabo sus        descubrimientos en otro lugar, en el aforismo y el poema, que no hacen        hablar ni a Dios ni al hombre, máquinas para producir el sentido, para        medir la superficie instaurando el juego ideal efectivo. No buscamos en        Freud al explorador de la profundidad humana y del sentido originario,        sino al prodigioso descubridor de la maquinaria del inconsciente, por la        que el sentido es producido, siempre producido en función del sinsentido."
G. Deleuze , Lógica del Sentido
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